Ayer fuimos a ver a Anda Calabaza. Para quien no la conoce, se trata de una banda de rock para niños. Sí, rock n' roll; una banda completa, con batería, guitarra acústica, eléctrica, bajo y teclado, que utiliza los sonidos que más escuchamos los papás en un espectáculo pensado para chicos. Son cuatro los músicos/actores en escena, más otros dos músicos de soporte, los que tejen canciones de manera entretenida, hilvanando ideas con melodías. Tengo que decir que es excelente el modo en que se relacionan con la audiencia. Un nene elije, por ejemplo, el color amarillo y ellos cantan sobre el amarillo y un grillo. Y luego es el turno de los chicos, que tienen que inventar una rimas con violeta -por ejemplo, bicicleta. Y después todo el auditorio, grandes y chicos, se involucran con todo el cuerpo, para armar una secuencia de movimiento de brazos y manos que, sin darnos cuenta, se convierte en ritmo. Más tarde, las rimas volverán de la mano de las frutas y verduras. Es impecable el trabajo que este equipo realiza para buscar la participación del público infantil, utilizando ritmos, movimientos y sonidos, sin caer en lugares comunes. Acá no está el viejo y conocido "¡¡¡Chicos, ¿para dónde se fue?!!!". No. Anda Calabaza es pura imaginación.
Y después está el rock. A veces un poco hard para mi gusto -y para el de mi nena más grande, que por un momento vino a buscar mi regazo, un poco aturdida. Los Anda Calabaza apelan a múltiples influencias; de a ratos parecen los Ilia Kuriaki, en otros una banda punk y, en los momentos que más disfrutamos, una guitarra acústica sostiene melodías pegadizas en busca de coplas divertidas. Lo cierto es que esta banda se propone, sin duda, formar una futura audiencia para el rock, algo que festejo en un momento en que el género está bastante relegado, mientras que los adolescentes prefieren los ritmos importados del reggaeton.
Hablar de una banda formadora de espectadores musicales me hace pensar, sin duda, en nuestra banda infantil favorita. En casa escuchamos, especialmente, a Vuelta Canela. Este trío musical, sostenido sobre la estética del clown, es impecable desde distintos puntos de vista. Desde lo musical, suenan bárbaro. Ellos apelan a todo el repertorio de ritmos latinoamericanos. Así, a una cumbia colombiana, le sigue un valcecito, una chacarera, un carnavalito, una melodía brasileña y mucho más. Usan guitarra, violín, flauta, acordeón y diferentes instrumentos de percusión. Y no le temen a los momentos "tranquilos". Si Anda Calabaza parecería buscar la euforia del pogo, Vuelta Canela sabe hacer valer una melodía dulce y lenta como Canto de um povo de um lugar, de Caetano Veloso. No hay que subestimar a los chicos. Ellos también saben apreciar lo que es bueno y, si está bien presentado, no se aburren aunque la canción sea menos animada o no invite al baile o la fiesta. Además, la cantante principal, Lua, tiene una voz dulce y liviana, para deleitarse.
Si quieren ver a estos grupos, aprovechen en los próximos días, pues ambos estarán por distintas partes de la ciudad y zona norte. Anda Calabaza estará con Sin fin -el espectáculo que comenté, en el que presenta su segundo disco- en Ciudad Cultural Konex, el 24, 29 y 31 de julio a las 15 (Sarmiento 3131, CABA), el 28 de julio a las 14 y a las 16.45 en el Centro Cultural Espacios (Witcomb 2623, Villa Ballester) y el 30 de julio a las 16 en el Teatro de la Media Legua (Aristóbulo del Valle 199, Martínez). Vuelta Canela -también presentando su segundo disco- estará el 30 de julio a las 11.30 en Alparamis (Libertador y Malaver, Olivos), el 31 de julio a las 15 en el Centro Cultural Haroldo Conti (Libertador 8151, Núñez) con entrada a la gorra, y dará un show gratuito y al aire libre el 28 de julio, a las 18, en Parque Patricios.
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