miércoles, 17 de agosto de 2016

La historia según la escuela, redonda y color de rosa


La escuela nos ha contado la historia a su manera. Y lo sigue haciendo. Hoy se conmemora la muerte del General San Martín y, en la escuela, no dejan de hablar del amor del prócer por Remedios (sí, chicos, se llamaba Remedios, ¡no Antibiótico como sugirió hoy un nene a la maestra!). 

Es curioso que la versión para jardín de infantes de la vida de San Martín se centre tanto en esa relación conyugal y no en la enormidad de hazañas de guerra que tuvo que llevar adelante el pobre José para liberar a la Argentina y dos pueblos más. Pido disculpas pero, primero, quiero despacharme respecto de lo que pienso de los actos patrios en los jardines de infantes -especialmente cuando los nenes están en salita de dos, como mi hija. Y sí, lo digo: me parece una inútil pérdida de tiempo para todos; para los grandes -obligados a buscar escusas en el trabajo cada dos por tres-, y para los chicos, que aún no tienen la capacidad de comprender las efemérides, ni pensar en un tiempo pasado, si a los dos o tres años ni siquiera distinguen entre el ayer y la semana pasada. ¿Qué sentido tiene entonces que le cuenten lo que significó hace doscientos años que un señor cruzara los Andes con razones político-ideológicas para luchar contra un gobierno monárquico que nos gobernaba desde otro continente? Es muy pronto, ya habrá tiempo para eso. Gracias que, por el momento, la mía entiende que cuando se canta hay que pararse, cuando se termina de cantar hay que sentarse y cuando todos aplauden, hay que aplaudir bien fuerte. Eso ya es mucho para los dos años, ya que la mayoría no hace ni eso y otros son perseguidos por las maestras mientras se dispersan por ahí o lloran cuando ven a sus mamás a lo lejos. Por otra parte, si ya festejamos el 25 de mayo, el 20 de junio y el 9 de julio -fechas más alusivas a la patria y a todos sus símbolos- celebrar en el jardín la muerte del General (¡Sí, la muerteeee!, ¡¡¡¿cómo le explico qué es la muerte y por qué si es triste estamos festejando?!!!) ya me parece que roza lo ridículo. Pero el estado lo demanda y las seños le ponen buena voluntad y arman todo el zafarrancho. 

Volviendo al tema de Remedios, José y Merceditas, hoy en el acto parecía que la historia del General se sostenía principalmente por esa perfecta familia tipo que había formado junto a una mujer a la que -obviamente- amaba. Lo de los Andes lo contaron rapidito, pero un buen rato le dedicaron al casamiento, el amor, el nacimiento de la hijita. Mientras la maestra no cesaba de reforzar con bellas palabras lo que José sentía por Remedios, yo sólo pensaba: ¿por qué hay que mentirles así a los chicos? San Martín fue importante para la historia nacional, y punto. Fue importante porque fue un estratega político y de guerra, y punto. Fue importante por lo que hizo en el plano público, y punto. Su vida privada no debería interesar. Y si quieren contarla, ¿por qué tergiversarla? ¿Por qué decir que fue un buen padre, si fue un pésimo papá que se alejó de su única hija durante años? ¿Por qué no decir que se casó con Remedios, una nena de 14 años (él ya tenía 34), sólo por conveniencia, porque ella pertenecía a una familia de gran prestigio social y solvencia económica, justo lo que él necesitaba para "entrar" en la sociedad porteña -a su regreso de Europa- y llevar adelante su propia agenda política? ¿Por qué no decir que en la primera de cambio la abandonó en Buenos Aires para irse a vivir a Mendoza, donde residió durante muchísimos años junto a otra mujer? La verdad es que San Martín fue un pésimo hombre en la intimidad. Fue un grande de la patria, pero no buen marido para Remedios, ni un buen padre para Mercedes. Ni siquiera fue a visitar a su esposa en su lecho de muerte. No lo juzgo. Todo lo contrario. De hecho lo considero uno de los mejores próceres, por la labor que realizó en pos de la construcción de lo que hoy es nuestro estado nacional. Pero pensar que por ello hay que inventarle una biografía color de rosa, ATP, con la familia tipo y el comieron perdices incluido, no señores, tampoco la pavada. 

No hay necesidad de decirles a los chicos todas esas cosas. San Martín no será menos prócer, ni menos Libertador de América, por haber sido un mal marido y haber tenido varias amantes. Dejen que los chicos crezcan para comprender su hazaña, estudiar su (verdadera) vida, y después juzgarlo. ¿Por qué la escuela se ensaña en seguir narrando la historia política nacional como un cuento de hadas? ¿Por qué a cada paso les tenemos que mostrar modelos de felicidad conyugal y familias convencionales, cuando vivimos en una sociedad en donde la familia tipo ya no es el único modelo de familia? Y, principalmente, ¿por qué les tenemos que mentir a los chicos para que "entiendan" la historia? ¿No hay otra forma de armar un relato acorde a la edad de la audiencia sin tergiversar los hechos históricos? ¿Es que el padre de la patria tiene que ser retratado, sí o sí, como el mejor padre del mundo? Se los dejo para pensar.







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