miércoles, 22 de junio de 2016

¿Quién dijo que los varones no lloran?


El fin de semana largo lo dediqué a mirar documentales. Me interesó especialmente uno de ellos, made in USA, que exploraba el modo en que la cultura americana construye la identidad de los varones, con un conjunto de nociones sobre lo masculino que se inculcan en los niños desde que nacen. 

El tan famoso "los nenes no lloran", o su versión estigmatizante "estás llorando como una nena", ilustran la hipótesis de la película. El film plantea que desde que los niños son pequeños todo el tiempo les estamos pidiendo que prueben su masculinidad y que se definan por oposición a lo femenino. A cada paso ellos tienen que demostrar que no son niñitas de mamá, ni gays, ni amanerados... sino hombres, o más bien, machos. Para ello, hay toda una construcción simbólica. Habría un universo femenino que incluye acciones y objetos -llorar, manifestar sentimientos, las muñecas, el color rosa, por ejemplo- y un universo masculino que cada vez se aleja más del primero. Así, a los varones, desde pequeños, se les estaría inculcando que ser un hombre implica ocultar sentimientos, para sólo revelarlos a través de una única emoción: el enojo (y la violencia física que éste trae aparejado). Y a través de insultos que refieren a lo femenino (como "pegás como una mariquita" o "pateás la pelota como una nena", por ser educada y no reproducir cosas más groseras) se les estaría marcando el límite de lo que deben ser y lo que no. Curioso, porque no cabría lugar para que hubiera algo femenino en lo masculino, ni viceversa. No casualmente los juguetes de nenas son cada vez más rosas y ultrafemeninos, mientras que los de varones cada vez más camuflados y supermasculinos. 

Ahora a pensar y a hacer mea culpa: ¿Quién no le ha dicho a un nene "andá y defendete", en lugar de mandarlo a contarle a la maestra? ¿Por qué anotamos a los nenes en fútbol y rugby, y no en danza o gimnasia artística? Y es más, ¿se dieron cuenta de que decir que una niña es una "nena de papá" es un halago, mientras que decir de un niño que "es un nene de mamá" es una ofensa? Algunas de estas cuestiones están arraigadas también en nosotros y no son parte, exclusivamente, de la cultura norteamericana. Pero, ¿qué hay de malo en decirles a los niños que así debe ser un hombre? El documental exploraba algunas implicancias y consecuencias. Desde el acento que se ha puesto en la destreza y la fuerza física por sobre otras cualidades y aspiraciones -de hecho, los "ídolos" masculinos provienen generalmente del mundo del deporte- , hasta el modo en que toda esta presión que se le pone al niño/adolescente por demostrar que es "bien hombre" termina nada más que en... violencia. El film nota, por ejemplo, algo peculiar: todas las masacres en instituciones o lugares públicos que ha sufrido los Estados Unidos en los últimos tiempos han sido cometidas por varones. ¿Casualidad? No, según la película, que argumenta que no son "locos" sueltos, sino jóvenes que son el producto de esta cultura que estigmatiza a todos aquellos chicos que no encajan perfectamente en estos cánones cerrados sobre lo que se supone que deben ser los varones. En otras palabras: víctimas del bullying. Y esto no es todo: según el film, los varones en Estados Unidos son más propensos a ser diagnosticados con algún desorden de comportamiento, a consumir drogas y estimulantes, a dejar el colegio, al alcoholismo, a cometer un crimen o a quitarse sus vidas. ¡Qué combo!

Si bien algunas cuestiones refieren más a lo que sucede en el país del norte, en líneas generales podríamos pensar que algo similar pasa con los chicos argentinos. Parecería que ser varón es patear la pelota. Vestirse de azul. Mirar Spiderman. Tener como modelos a los superhéroes, siempre musculosos, siempre valientes, y muchas veces violentos. Jugar videogames (también, a veces, violentos). Ser reservados en lo personal: hablar de lo que nos pasa parecería ser un territorio confiscado para las chicas. ¿Es que estamos criando hombres impedidos de expresar sus emociones? Parecen dogmas del siglo XIX, pero si nos ponemos a pensar, hoy en la Argentina tampoco estamos tan lejos.

Por último, me quedo con una reflexión que disparó este documental: ¿Qué nociones pueden tener de las mujeres estos hombres que se han criado entendiendo que debían repeler lo femenino? ¿Cómo puede un niño que escucha desde su infancia que "sos una nena" es un insulto, respetar a sus compañeras y, de adulto, al común de las mujeres? Es interesante pensarlo de esta manera: la discriminación y la violencia de género parecerían moldearse desde la niñez, porque tiene que ver con las representaciones, los valores y significados que le otorgamos a lo femenino y a lo masculino. Y el machismo es su mejor aliado.

Aplaudo a los colegios que han incorporado la educación emocional a la currícula. Si bien es bueno para todos, creo que lo es especialmente para los varones. Todos tenemos sentimientos y debemos poder distinguirlos y expresarlos. Es bueno que nuestros varones entiendan eso. En el mundo, hay jardines de infantes que han decidido borrar las barreras de género -por ejemplo, no hay trencito de nenes y de nenas, los niños están siempre mezclados y el género no es razón para la división y diferencia. Quienes están a cargo aspiran a un futuro sin distinción de géneros de ningún tipo, ni en casa ni en el trabajo. Se busca que no haya roles especialmente femeninos y masculinos (¡que no nos manden a lavar los platos!), ni inequidad en el salario, entre otras cosas. Habrá que ver si funciona, acá estamos muy lejos de eso todavía. 

A quienes les interese, el documental se llama "La máscara en la que vives". Es de 2015, su directora es Jennifer Siebel Newsom y puede verse por Netflix. El título hace referencia a que los chicos, a partir de esta presión social que les marca cómo ser/hacerse hombres, no tienen la libertad para mostrarse realmente como son. ¿Es que todos tienen que soñar en ser como Messi? Se los dejo para pensar...



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