Se acercan. Falta poco. Ya habría que ir programando qué hacer con ellas. Sí, son las vacaciones de invierno.
En este tema hay posiciones bien diferenciadas: están las mamás que aman las vacaciones, proyectan un itinerario día por día, se convierten en guías turísticas de la ciudad durante quince días. Son las mamás que generalmente están con los chicos en casa y agradecen que en esas dos semanas se pueda romper la rutina y salir un poco. Los chicos felices, ellas también felices, aunque exhaustas.
En el polo opuesto están las que escuchan VACACIO... y es como si oyeran una mala palabra. ¿Qué se supone que debo hacer con ellos, yo, que trabajo ocho o nueve horas diarias? ¿Con quién los dejo? ¿Cómo los entretengo? El corte invernal sólo puede generar desorganización de la perfecta y cronometrada rutina hogareña. Así que cuando el receso llega, esas mamás se empiezan a arrancar los pelos. Entramos en crisis y nos aferramos a un celular que permite manejar todo, la casa desde el trabajo y el trabajo... desde el cine, el zoo o la plaza.
El mejor de los casos es cuando podemos tomarnos vacaciones con ellos y nos vamos a algún lado. Ahí sí que somos afortunados, pero aunque podamos hacerlo, es raro que nos tomemos los quince días. Con lo cual, el problema sigue estando para la segunda semana.
Y sí, es injusto. El calendario laboral está muy lejos de poder acoplarse al calendario escolar. Es injusto para las madres, es un injusto para los chicos. Ellos merecen un descanso, pero las familias de hoy, en las que trabaja papá y mamá, difícilmente pueden adaptarse a las necesidades de los hijos. ¿Qué hacemos, entonces? Dejarlos quince días encerrados en casa con una señora "que los cuida" no es el mejor de los programas. Algunos colegios (aunque son los menos) ofrecen colonias de vacaciones (sí, también de invierno). Pero los chicos muchas veces no quieren saber nada de tener sus vacaciones dentro de la misma institución en la que están el resto del año. En el fondo los entendemos; imaginemos que a nosotros nos dicen que vamos a poder disfrutar de nuestro tiempo libre...¡dentro de la oficina! No, thank you.
Supongamos que pudimos tomarnos unos días o salir antes del trabajo para estar con los chicos. Entonces buscamos una función de teatro que nos resulte atractiva y encaramos para el centro. Una hora de viaje, no hay estacionamiento. La vereda del teatro, atestada de gente. Imposible caminar de la mano con los chicos en la calle Corrientes. La última vez que hice una maratón de esas en vacaciones, haciendo equilibrio con el cochecito, la nena, el bebé, el bolso del bebé, las camperas y todo lo demás, ¿qué pasó? Me robaron la cartera. Típico. Un broche ideal para concluir la jornada. Y todos con cara larga, comiéndonos otra hora de embotellamiento para salir de la 9 de Julio y regresar a casa.
Otro de los problemas es, sin duda, el dinero. Cualquier actividad, que no sea la plaza, cuesta dinero. Me retracto: hasta la plaza cuesta dinero si hay calesita, que siempre en vacaciones sube de precio. Si queremos huir del frío por un rato, todo cuesta más. Y cuando empezamos a sumar lo que nos salió el teatro, el souvenir que te obligaron a comprar en la puerta, los pochoclos, el McDonalds con cajitas felices para todos, te agarrás la cabeza. Si multiplicás ese presupuesto diario por quince días, te das cuenta que es, sinceramente, imposible.
Eso no significa que nos vamos a resignar y no asomaremos la nariz ni a la puerta. En Vicente López, por ejemplo, los últimos años hubo muy buena programación organizada desde el Municipio, gratis o a precios muy bajos. Por ejemplo, el año pasado se pudo ver a Vuelta Canela, Bigolates de Chocote, Anda Calabaza, obras de Claudio y Gerardo Hochman, entre otros. No hace falta ir a pagar el doble al Complejo la Plaza. Ni viajar un montón hasta el Centro Cultural Konex por una programación decente. Estuvieron acá, cerquita, en el Teatro York, en el Centro Cultural Munro o en la Quinta Trabucco. Por eso, siempre vayan a la oficina de cultura de su Municipio (o busquen en la web, o llamen por teléfono) para conocer toda la programación de vacaciones, antes de gastar una fortuna en espacios privados que quedan lejos. En algunos casos hay que pasar un rato antes a retirar las entradas (cuando son gratuitas y limitadas), pero si vivís cerca eso no es un problema. Y además es un placer salir del teatro y que no te atosiguen los vendedores de muñecos, espadas y varitas luminosas u otras porquerías chinas que probablemente no duren más de un día pero que salen no menos de cien pesos cada una (y que te ves obligada a comprar si no querés tener un regreso a casa con crisis de llantos, que arruinan por completo todo el paseo).
Por otra parte, los Municipios ofrecen talleres gratuitos para los chicos y vos los podés llevar a que se diviertan un rato pintando o bailando sin tener que seguir desembolsando. Para los que les interese, Vicente López también tiene una colonia de invierno, gratis, en distintos espacios de Olivos, Villa Adelina, Florida Oeste y Munro. Hay que anotarse con tiempo, a partir del 6 de julio.
Y si algún día querés salir a charlar con amigas y tener un momento en paz, existen algunos bares que están diseñados con espacios para chicos y coordinadoras que los entretienen, mientras una se relaja un minuto y se toma un café. Hace poco descubrí Quinta Estación, en Palermo: por 60 pesos por niño, los chicos juegan tranquilos durante dos horas, hacen máscaras de cartulina, se disfrazan, arman torres con bloques y otras cosas mientras vos te tomás una merienda y te despejás un poco de la locura diaria de las vacaciones de invierno.
Y sí, a resistir se a dicho. Pero también, a imaginar. A disfrutar. A compartir con ellos algunas horas, esas que no podemos dedicarles, normalmente, el resto del año. A ser creativos en la elección de nuestras salidas (ojo, elegir lo mejor no significa elegir lo más caro). Y a marcarles la infancia con algunos buenos recuerdos. Y sobre todo, a no desesperar. Ya tiraré algunos datos más sobre teatros y posibles salidas (los que me conocen saben que es mi métier y no puedo resistirme, en este área, a dar recomendaciones). ¡Todavía falta mucho más de estas vacaciones de invier-noooo!
¡Buena suerte!
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